EL NIÑO TIRANO
La mayoría de autores que nos dedicamos a temas de familia, cuando decimos que los niños necesitan pautas, normas, reglas, hábitos, no lo hacemos con ánimo de anularlos, de tenerlos así controlados, sino todo lo contrario; lo argumentamos desde el convencimiento de que, gracias a esta línea educativa, el niño de hoy podrá ser un adulto auténticamente libre el día de mañana.
Mientras que si crece sin que nadie le marque el más mínimo límite (por aquello de: "¡Pobrecito, que no se traumatice!"), lo más probable es que se convierta en un despótico energúmeno, sin ninguna libertad, ya que será un pobre esclavo de sus instintos más primitivos.
Fernando Savater dice: "Para que una familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto. Y me temo que este papel no puede decidirse por sorteo ni por una votación asamblearia. El padre que no quiere figurar sino como "el mejor amigo de sus hijos" es algo parecido a un arrugado compañero de juegos, sirve para poco; la madre, cuya única vanidad profesional es que la tomen por hermana ligeramente mayor que su hija, tampoco vale para mucho más".
Vamos a contracorriente los que predicamos el retorno a las figuras de autoridad en la familia, que los hijos tienen que aprender a cumplir con sus obligaciones, y que los padres desde la familia debemos fomentar las virtudes y la adquisición de valores positivos.
Hay que abolir, de una vez por todas, la absurda creencia de que al niño no hay que negarle nada. Así pues, no teman decir "NO" las veces que haga falta.
Cómo crear un niño tirano en pocos días:
Es muy fácil que un menor se convierta en tirano. Las líneas maestras para crear un niño tirano son las siguientes: tiene que consentirle todo, no decirle nunca "no" a ninguna de sus demandas y doblegarse siempre a sus caprichos.
Estas son las características de la familia de un tirano:
Padres hiperprotectores que impiden que sus hijos maduren por sí mismos.
Desde los primeros años, los padres claudican continuamente ante sus peticiones y caprichos.
Incapaces de ver al niño "sufrir", acceden a todos sus deseos.
Para no ver al niño "con ansiedad", ante la primera señal de malestar le retiran de la situación
Tienen diferencias (importantes) en el estilo educativo que practican ambos progenitores
Está uno de los progenitores en alianza con el hijo tirano y en contra del otro.
Ausencia de límites educativos y de figuras que representen mínima autoridad
Padres con miedo a mantener una actitud educativa firme por malas experiencias durante su propia educación ("A mí me educaron a golpes y no quiero que pase lo mismo con mi hijo", argumentan)
Educación sólo en manos de los abuelos o de otras personas (por ejemplo, servicio doméstico, canguros, etc.), más laxos en imponer disciplina.
Consideración del niño como especial: hijo muy deseado, con dificultades para tenerlo, hijo único, hijo adoptado, concebido por padres muy añosos, considerado como niño prodigio, con discapacidad física o psíquica, etc.
Características del niño tirano:
Es muy caprichoso.
Sabe molestar a los demás pero no soporta que lo molesten a él.
Muestra una baja tolerancia a la frustración: no acepta los fracasos.
Es egocéntrico, egoísta, con necesidad de llamar la atención, exigiendo siempre sus derechos, pero no le importan los de los demás
Atemoriza a los padres mediante pataletas (si es pequeño) y amenazas de fuga y/o autolesionarse (si es mayor).
Hace sentir culpables a los padres mediante comparaciones con otros niños y constantes quejas de no ser querido lo suficiente ("todos lo tienen menos yo!", grita y gime cuando quiere algo)
Hijo único (en el 35% de los casos), también puede ser el hijo mayor o el pequeño cuando hay diferencia en años con los mayores.
Varón en la mayoría de los casos: se calcula que hay una niña tirana por cada cinco niños tiranos.
¿Cómo reconvertir al niño tirano?
Prácticamente toda la actividad de la familia gira alrededor de los menores. Se calcula que casi la mitad de las compras familiares (el 43% aproximadamente) son realizadas a partir de la influencia total o parcial de los hijos. Así pues, muchas compras relativas a la alimentación, vestuario, juguetería, etc. están condicionadas por la decisión de los retoños. Es fácil deducir que a medida que el niño tenga más prerrogativas y privilegios, más facilidades tendrá en convertirse en el único personaje con poder de decisión de la familia.
Salta a la vista que a "los reyes de la casa" no hay que darles mucha coba, porque la entronización en el hogar ya se la procuran ellos mismos: se saben piezas importantes en el puzzle familiar. Por lo tanto, hay que comprometerles en la vida en familia. Hacerles respetar las normas, razonándoles el porqué se aplican, y enseñarles desde pequeños a controlar sus impulsos.
Normas práctica para reconvertir al niño tirano y educar a los hijos:
Establecer reglas claras que regulen la convivencia familiar
Explicar con razones las reglas y la disciplina sugerida
Ser coherentes en el modelo de vida a trasmitir
Mostrarse persistente en las decisiones
Supervisar las actividades y amistades de los hijos
Autoridad parental, sin autoritarismos
Procurar gratificar, más que castigar
Saber negociar con el niño las situaciones conflictivas, si la edad y su estado emocional se lo permite: que no viva las recomendaciones como una imposición, pero sí que vea la firmeza de los padres.
Mejorar la tolerancia a la frustración del hijo, animándole a conseguir autonomía.
Fomentar vínculos de respeto y cariño mutuos.
Trasmitir los valores éticos, culturales y religiosos.
Otorgar responsabilidades y total confianza a los hijos.
Mostrar satisfacción en el papel de padres y esposos.
Acostumbrar al niño a "pararse y pensar" antes de actuar.
Enseñar al hijo a ponerse límites y ser coherente consigo mismo.
Considerar las consecuencias de la conducta en los demás.
Entender los sentimientos de los demás: educación de los sentimientos.
Distribuir y reafirmar el papel de cada uno de los progenitores, hermanos y demás familiares.
Que los padres no se sientan culpables sino satisfechos en su papel de padres, y que el hijo también se sienta satisfecho y querido en su papel de hijo. no tirano.
Para que una orden o instrucción sea eficaz siga las siguientes pautas:
Dé sólo una instrucción cada vez (no repetir órdenes mil veces). Ha de especificar la conducta deseada de una manera breve y clara.
Debe ser acorde a la edad del niño. Sin amenazas.
Darlas consecutivamente, no intentar imponer varias de forma simultánea.
Usar esquemas tipo "hacer" y "si-entonces" (si terminas tus deberes, podrás ir al parque")
Dar oportunidades de obedecer mediante avisos y recordatorios.
Apoyar las instrucciones de su pareja.
Comprobar la realización de la tarea si fuese necesario.
Alabar la obediencia y establecer consecuencias para la desobediencia.
Si el castigo está comprometido, es decir, si el niño sabe que una actitud o acción concreta conlleva sanción y la comete, hacérsela cumplir.
Buscar el momento oportuno para darlas y razonarlas. Pero, ocasionalmente, se puede realizar desde el prestigio ganado en el respeto adquirido en el día a día educativo.
Alguien dijo acertadamente: "Sólo se educa cuando se exige; sólo se exige cuando se ama"
Dedicar tiempo a los hijos es la mejor inversión que pueden hacer los padres, pero eso sí: tiempo educativo, en servicio permanente, con el nivel de exigencia que corresponda. Asimismo, hay que decir más veces y desde los primeros meses de vida del niño: "Niño, eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca". Se evitará que un hijo tirano le amargue la vida.
Por Elena Roger Gamir, pedagoga del Gabinete Pedagógico Solohijos
http://www.solohijos.com/
La diferencia como valor social.
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