sábado, 9 de octubre de 2010

Estrés en los niños: Cuando les piden más de lo que pueden dar

 Los factores más recurrentes para desarrollar un estado de estrés son los problemas familiares como maltrato, separación de los padres, enfermedad o muerte de algún miembro cercano, amigo o mascota; y todo tipo de cambios radicales que impliquen una pérdida, como cambios de casa, jardín o colegio.


Fuente: Padres OK

Fernanda tiene 9 años. Siempre ha sido la primera en su curso y sus padres, separados hace cinco años, decidieron cambiarla de colegio.

La primera prueba de selección la hizo a fines del año pasado en uno de los mejores establecimientos de Valparaíso y sus resultados no fueron buenos.

Este “fracaso” desató una serie de temores e inseguridades en la pequeña niña, acostumbrada a ganar.

Terror nocturno, con paseos y conversaciones dormida; comenzó a orinarse en la cama o en cualquier sitio, porque no alcanzaba a llegar al baño.

“Andaba triste y llorosa... Como es tan competitiva, quería mantener el primer puesto en su curso e ingresar de las primeras en el otro colegio”, cuenta su madre, Claudia, quien agrega que debió llevarla al psicólogo.

“Él nos dijo que lo más simple para remediarlo era cambiar el “switch”, no hablarle más del colegio y comenzar a organizar las vacaciones. Ojalá cambiarla de entorno y hacer como si todo hubiese pasado”.

Fernanda presentaba claros síntomas de estrés.

Luego de quince días de angustia, la niña comenzó a mostrar mejorías. Hoy está matriculada en un excelente colegio y disfruta de un veraneo con su papá.

El estrés es un estado de malestar psicológico y físico que generalmente se manifiesta como un estado de aprensión, apremio y tensión.

Suele identificarse como una enfermedad de adultos, afectados por la velocidad cotidiana y la presión laboral.

Pero, como Fernanda, son muchos los niños que lo presentan, debido a las grandes exigencias a las que están expuestos.

Los factores más recurrentes para desarrollar un estado de estrés son los problemas familiares como maltrato, separación de los padres, enfermedad o muerte de algún miembro cercano, amigo o mascota; y todo tipo de cambios radicales que impliquen una pérdida, como cambios de casa, jardín o colegio.

¿Cómo saber si su hijo está estresado?

La psicóloga clínica, María Elena Montt, especialista en niños y adolescentes, describe los síntomas que permiten detectar el estrés según las distintas edades y las causas más frecuentes que lo detonan.

Lactancia (0 a 2 años). El niño se manifiesta irritable, con llanto fácil y dificultad para calmarse. Presenta cólicos y trastornos del sueño y la alimentación.

La causa más común de estrés a esta edad es la ausencia de la madre o la persona que esté a cargo de su cuidado, ya sea física o psíquicamente.

La falta de reciprocidad entre la madre y el niño, impide a ésta comprender lo que su hijo necesita. Suele coincidir con mamás que no se encuentran bien anímicamente (depresión, por ejemplo) o que están muy ocupadas.

Otro tipo de agentes estresores que afectan al bebé son el maltrato directo y la sobreestimulación (cuando no se respetan los ritmos de desarrollo del niño).

Preescolares (2 a 6). En esta etapa, se pueden presentar dos tipos de situaciones: agresividad acompañada de reiteradas y grandes pataletas o a la inversa, un niño ensimismado y retraído, que se aísla del mundo.

En ambos casos se suman manifestaciones biológicas como dolor de guatita o de cabeza y la aparición de miedo excesivo ante cosas sin importancia aparente, o frente a situaciones que antes no le inquietaban.

Si el menor bordea los 5 años y siente un temor intenso a separarse de la madre, puede ser también signo de estrés.

La principal causa en estas edades se resume en los conceptos “control y exigencia”. Los padres comienzan a fijar límites y muchas veces exigen respuestas inmediatas.

El tema del control de esfínter, la adquisición del lenguaje o la demarcación de lo que se debe y no se debe hacer, aplicadas en forma rígida provocan sentimientos de sobreexigencia en el pequeño.

Si, por el contrario, los padres no les fijan límites y se exceden en permisividad, el niño, probablemente también se estresará, ya que le invadirá un sentimiento de soledad y orfandad, donde percibe que nadie se preocupa de él, de lo que haga o deje de hacer.

En este período aparece también, en forma incipiente, la necesidad de autonomía y por ende, todo aquello que le impida ese objetivo (dificultades en el lenguaje, no saber vestirse solo, poca habilidad para realizar determinadas actividades, etc.), se transformará en estresor.

Etapa escolar (6 a 11). Los síntomas de esta edad son: agresividad más allá de lo normal, tristeza, problemas para dormir, disminución del rendimiento escolar, dolores de guatita y/o de cabeza y llanto sin motivo o por cualquier cosa.

El niño comienza a evitar ciertas situaciones que le resultan estresantes, como hacer tareas, ir al colegio, enfrentarse a pruebas o exámenes, etc.

Los motivos se dirigen casi en su totalidad a problemas de autoestima, a una deformación de su autoimagen, debido a que el menor se ve a sí mismo como incapaz de realizar lo que se le pide.

Las exigencias de los padres y del colegio se tornan excesivas o muy superiores a sus capacidades.

A esta edad comienza a tomar importancia el sentido de pertenencia y aquellos niños con déficit en el aspecto social son los más perjudicados.

Las burlas, rechazos, sobrenombres o “tallas pesadas” que realizan en su contra los compañeros de curso o el grupo de pares, le provocan un sentimiento de marginalidad y de escaso o nulo poder, que destruye su imagen personal.

Adolescencia (11 a 18). Los síntomas a esta edad se manifiestan en distintas formas. Algunos muchachos optan por el consumo de alcohol, marihuana u otro tipo de drogas como mecanismo de evasión.

Otros, expresan un exceso de preocupación por el cuerpo, pudiendo generar problemas de alimentación como anorexia o bulimia.

Casi en la mayoría de los casos se presenta una excesiva dificultad para comprometerse.

Los síntomas somáticos habituales son: dolor de estómago, tensión muscular, irritabilidad y cambio de humor acentuado.

El cuerpo es en este periodo el principal estresor; les preocupa la apariencia, la capacidad sexual, la opinión de los otros respecto a ellos.

La familia como fuente de apoyo pasa a segundo plano frente a los amigos y les sobreviene una gran preocupación y presión por el tema del futuro (temor a la competencia, a la exigencia intelectual, a la decisión sobre qué estudiar).

La actitud de los padres

Para evitar que el niño desarrolle un estado de estrés, los papás deben hacer un completo proceso de revisión tanto personal, como del niño y del ambiente que los rodea.

Deben detenerse a analizar las propias expectativas que se tienen del hijo. Conocerlo y aceptarlo tal como es, es el pilar fundamental para una buena y saludable relación.

Si se le exige más de lo que es capaz de rendir, o de lo que cree que es capaz de realizar, se le producirá un sentimiento de disminución, de apocamiento, de frustración y fracaso, que podría agravar la situación de estrés.

Una vez que se ha notado una actitud fuera de lo común, que aparezca como señal de alerta de que algo no está funcionando correctamente, se debe analizar si lo que le ocurre al niño se relaciona con el ámbito amoroso –dificultades en el ambiente y clima emocional familiar- o con las normas, sean estas muy exigentes o en extremo permisivas. También se deben considerar los estresores que provienen del colegio o de su grupo de amigos.

Cada papá que detecta este problema en su hijo debe tratar de descifrar la causa que lo genera y para eso debe remitirse a las vivencias de los últimos seis meses, buscando posibles cambios a los que fue expuesto el niño y que le afectaron sobremanera.

Una forma de ayudar al niño a enfrentar su situación y superarla, es considerando los “factores de protección”, que la psicóloga Montt resume en 8 puntos:

-Autoestima. Un niño que ha logrado desarrollar un alto nivel de autoestima, está menos expuesto a estresarse.

Para ello, es necesario que los padres apoyen a su hijo en todos los proyectos que él emprenda, por pequeños que parezcan.

Debe existir un refuerzo verbal y una conducta acorde (no decirle por ejemplo: “¡Ah, que lindo tu dibujo!”, con un gesto de indiferencia y sin siquiera tomarlo entre las manos).

Ambos padres deben preocuparse por lo que hace y fomentarle un sentimiento de poder y autonomía. Lo más importante es crearse expectativas acordes con las características del niño. “No todos son superdotados ni muchachos maravilla”.

-Sentimiento de Competencia. Toda persona necesita sentirse capaz. El niño debe estar consciente de que puede enfrentar y resolver sus problemas y que para ello puede buscar apoyo o pedir ayuda sin, por eso, ser menos.

-Humor. En toda familia debe existir una cuota de humor, que es el estado fisiológico antagónico al estrés. Sonreír hace muy bien, libera las tensiones y produce bienestar mental y una actitud positiva.

-Creatividad y Cambio. Son muy necesarias para no pensar en lo que estresa. Manteniendo la mente ocupada en otras cosas, que sean del agrado del niño, le permitirán olvidar aquello que le molesta y le causa daño.

-Ejercicio Físico. Ayuda a mantener la mente sana y distraída, además de mejorar la autoimagen.

-Alimentación. Debe ser sana y ordenada, sin recargar el estómago con cosas que no sean necesarias. Lo ideal es tener horarios fijos para cada comida, donde ojalá se pueda compartir en familia.

-Cuidar hábitos de sueño. Se debe procurar que el niño no trasnoche y que duerma las horas necesarias para cada etapa de su desarrollo. Su lugar de descanso debe ser cómodo.

-Compañía. Jamás descuide a su hijo. Ante todo él necesita del apoyo incondicional de sus seres queridos. Necesita saber que no está solo en el mundo y para eso hay que demostrárselo.

Es muy importante tener presente que los estímulos estresantes son subjetivos; cada cual percibe como estresor aquello que lo sobrepasa.

Por este motivo, su hijo podría manifestarse estresado por situaciones que, a su parecer, no tienen importancia.

En caso de presentar este tipo de síntomas, le recomendamos acudir a un especialista. El más indicado sería un psicólogo infantil.

 

FUENTE: http://www.familia.cl/salud/estres/estres_ninos.htm 


La diferencia como valor social.
                EL ESTRÉS EN LOS NIÑOS ¿CÓMO AYUDAR? 

Los adultos, en su función de proveedores de atención y cuidadores, tienden a ver el mundo de los niños como feliz y despreocupado. Después de todo, los niños no tienen que trabajar ni que pagar cuentas; entonces, ¿de qué podrían preocuparse?


 ¡De muchas cosas! Incluso los niños muy pequeños tienen preocupaciones y sienten estrés en alguna medida. El estrés es una función de las demandas que tenemos y de nuestra capacidad para satisfacerlas.
Fuentes de estrés

Las presiones a menudo provienen de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), pero también pueden surgir de la persona. La presión que nos imponemos puede ser muy significativa, porque a menudo hay una discrepancia entre lo que creemos que debemos estar haciendo y lo que hacemos realmente en nuestras vidas.

El estrés puede afectar a cualquier persona que se sienta abrumada, incluso a los niños. En los niños en edad preescolar, el hecho de separarse de sus padres puede ocasionarles ansiedad. A medida que los niños crecen, las presiones académicas y sociales (en especial, la tarea de "encajar") crean estrés.

Muchos niños están muy ocupados y no tienen tiempo para jugar de manera creativa o relajarse después de la escuela. Los niños que se quejan de la cantidad de actividades en las que participan o se niegan a asistir a ellas pueden estar dando a entender que están demasiado atareados.

Hable con sus hijos acerca de cómo se sienten respecto de sus actividades extracurriculares. Si se quejan, conversen sobre los pros y los contras de dejar una actividad. Si no es posible que la dejen, analice maneras de ayudar a organizar el tiempo y las responsabilidades de su hijo a fin de que no le generen tanta ansiedad.

El estrés de los niños no sólo puede aumentar por lo que sucede en su propia vida. ¿Sus hijos escuchan cuando usted habla sobre sus problemas en el trabajo, se preocupa por la enfermedad de un pariente o discute con su cónyuge sobre problemas económicos? Los padres deben tener en cuenta la manera en que hablan sobre estos problemas cuando sus hijos están cerca, porque los niños reconocerán la ansiedad de los padres y comenzarán a preocuparse.

Las noticias del mundo pueden causar estrés. Los niños que ven imágenes perturbadoras por televisión o que escuchan hablar sobre desastres naturales, guerra y terrorismo pueden preocuparse por su propia seguridad y la de las personas que quieren. Hable con sus hijos acerca de lo que ven y escuchan, y controle lo que ven por televisión, de modo de ayudarlos a entender lo que sucede.

También debe tener en cuenta los factores agravantes, como una enfermedad, la muerte de un ser querido o un divorcio, que cuando se suman a las presiones cotidianas que los niños enfrentan, magnifican el estrés. Incluso el divorcio más cordial puede ser una experiencia difícil para los niños, debido a que su sistema básico de seguridad —su familia— atraviesa un cambio complicado. Los padres separados o divorciados nunca deben colocar a los hijos en una posición en la que deban elegir un lado, ni exponerlos a comentarios negativos sobre el otro cónyuge.
Signos y síntomas

Si bien no siempre es fácil reconocer el estrés en los niños, los cambios a corto plazo en la conducta, como los cambios de humor, el mal comportamiento, el cambio en los patrones del sueño o el hecho de mojar la cama, pueden ser indicaciones. Algunos niños experimentan efectos físicos, que incluyen dolor de estómago y dolor de cabeza. Otros tienen problemas para concentrarse o terminar la tarea escolar. Otros niños se abstraen o pasan mucho tiempo solos.

Los niños más pequeños pueden mostrar signos de reacción frente al estrés al adoptar nuevos hábitos, como chuparse el dedo, enroscarse el cabello con el dedo o meterse el dedo en la nariz. Los niños mayores pueden comenzar a mentir, a agredir a otras personas o a desafiar la autoridad. Un niño estresado también puede tener pesadillas, dificultad para irse de su lado, reacciones exageradas a problemas menores y cambios radicales en el desempeño académico.
Cómo reducir el estrés

¿Cómo puede ayudar a sus hijos a enfrentar el estrés? El descanso adecuado y la nutrición correcta, así como una buena crianza, pueden aumentar las habilidades para enfrentar las situaciones. Hágase un tiempo para sus hijos todos los días. Esté disponible para ellos, ya sea que necesiten hablar o simplemente estar en el mismo cuarto que usted.

Incluso a medida que los niños crecen, el tiempo de calidad es importante. Para algunas personas, realmente es difícil regresar del trabajo, agacharse y jugar con sus hijos o tan sólo hablar con ellos sobre su día, en especial cuando ellos mismos han tenido un día estresante. Pero expresar interés por el día de sus hijos les demuestra que, para usted, ellos son importantes.

Ayude a que su hijo enfrente el estrés hablando sobre sus posibles causas. Juntos, pueden proponer algunas soluciones, como reducir las actividades después de la escuela, pasar más tiempo hablando con los padres o los maestros, formular un régimen de ejercicios o llevar un diario.

También puede ayudar si se adelanta a las situaciones posiblemente estresantes y prepara a sus hijos para enfrentarlas. Por ejemplo, avísele a su hijo con anticipación (pero no demasiada) que se aproxima una cita con el médico y háblele sobre lo que sucederá. Sin embargo, debe tener en cuenta que los niños más pequeños probablemente no necesiten mucha preparación por adelantado. Darles mucha información puede causar más estrés. La seguridad es la clave.

Recuerde que cierto nivel de estrés es normal; hágales saber que está bien sentir enojo, temor, soledad o ansiedad y que otras personas comparten esos sentimientos.
Cómo ayudar a que su hijo enfrente el estrés

Cuando los niños no puedan o se nieguen a hablar sobre estos problemas, intente hablar sobre sus propias inquietudes. Esto demuestra que usted está dispuesto a tratar temas difíciles y que estará disponible para hablar cuando ellos estén listos. Si su hijo no está dispuesto a hablar y muestra síntomas que le preocupan, consulte a un consejero o a otro especialista en salud mental.

Los libros pueden ayudar a que los niños más pequeños se identifiquen con los personajes que atraviesan situaciones estresantes y vean cómo las enfrentan. Considere estas opciones: Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day de Judith Viorst; Tear Soup de Pat Schweibert, Chuck DeKlyen y Taylor Bills; y Dinosaurs Divorce de Marc Brown y Laurene Krasny Brown.

La mayoría de los padres cuentan con las habilidades para solucionar el estrés de sus hijos. Debe buscar atención profesional si cualquier cambio en la conducta persiste, si el estrés causa ansiedad grave o si la conducta genera problemas significativos en el funcionamiento en la escuela o el hogar.

Si necesita ayuda para buscar recursos para su hijo, consulte a su médico o a los consejeros y maestros de la escuela.

Revisado por: Jennifer Shroff Pendley, PhD
FUENTE: http://kidshealth.org/parent/en_espanol/emociones/stress_esp.html#



La diferencia como valor social.
EL NIÑO TIRANO 

La mayoría de autores que nos dedicamos a temas de familia, cuando decimos que los niños necesitan pautas, normas, reglas, hábitos, no lo hacemos con ánimo de anularlos, de tenerlos así controlados, sino todo lo contrario; lo argumentamos desde el convencimiento de que, gracias a esta línea educativa, el niño de hoy podrá ser un adulto auténticamente libre el día de mañana.

 
Mientras que si crece sin que nadie le marque el más mínimo límite (por aquello de: "¡Pobrecito, que no se traumatice!"), lo más probable es que se convierta en un despótico energúmeno, sin ninguna libertad, ya que será un pobre esclavo de sus instintos más primitivos.

Fernando Savater dice: "Para que una familia funcione educativamente es imprescindible que alguien en ella se resigne a ser adulto. Y me temo que este papel no puede decidirse por sorteo ni por una votación asamblearia. El padre que no quiere figurar sino como "el mejor amigo de sus hijos" es algo parecido a un arrugado compañero de juegos, sirve para poco; la madre, cuya única vanidad profesional es que la tomen por hermana ligeramente mayor que su hija, tampoco vale para mucho más".

Vamos a contracorriente los que predicamos el retorno a las figuras de autoridad en la familia, que los hijos tienen que aprender a cumplir con sus obligaciones, y que los padres desde la familia debemos fomentar las virtudes y la adquisición de valores positivos.

Hay que abolir, de una vez por todas, la absurda creencia de que al niño no hay que negarle nada. Así pues, no teman decir "NO" las veces que haga falta.

Cómo crear un niño tirano en pocos días:

Es muy fácil que un menor se convierta en tirano. Las líneas maestras para crear un niño tirano son las siguientes: tiene que consentirle todo, no decirle nunca "no" a ninguna de sus demandas y doblegarse siempre a sus caprichos.

Estas son las características de la familia de un tirano:

Padres hiperprotectores que impiden que sus hijos maduren por sí mismos.


Desde los primeros años, los padres claudican continuamente ante sus peticiones y caprichos.


Incapaces de ver al niño "sufrir", acceden a todos sus deseos.


Para no ver al niño "con ansiedad", ante la primera señal de malestar le retiran de la situación


Tienen diferencias (importantes) en el estilo educativo que practican ambos progenitores


Está uno de los progenitores en alianza con el hijo tirano y en contra del otro.


Ausencia de límites educativos y de figuras que representen mínima autoridad


Padres con miedo a mantener una actitud educativa firme por malas experiencias durante su propia educación ("A mí me educaron a golpes y no quiero que pase lo mismo con mi hijo", argumentan)


Educación sólo en manos de los abuelos o de otras personas (por ejemplo, servicio doméstico, canguros, etc.), más laxos en imponer disciplina.


Consideración del niño como especial: hijo muy deseado, con dificultades para tenerlo, hijo único, hijo adoptado, concebido por padres muy añosos, considerado como niño prodigio, con discapacidad física o psíquica, etc.

Características del niño tirano:


Es muy caprichoso.


Sabe molestar a los demás pero no soporta que lo molesten a él.


Muestra una baja tolerancia a la frustración: no acepta los fracasos.


Es egocéntrico, egoísta, con necesidad de llamar la atención, exigiendo siempre sus derechos, pero no le importan los de los demás


Atemoriza a los padres mediante pataletas (si es pequeño) y amenazas de fuga y/o autolesionarse (si es mayor).


Hace sentir culpables a los padres mediante comparaciones con otros niños y constantes quejas de no ser querido lo suficiente ("todos lo tienen menos yo!", grita y gime cuando quiere algo)


Hijo único (en el 35% de los casos), también puede ser el hijo mayor o el pequeño cuando hay diferencia en años con los mayores.


Varón en la mayoría de los casos: se calcula que hay una niña tirana por cada cinco niños tiranos.

¿Cómo reconvertir al niño tirano?

Prácticamente toda la actividad de la familia gira alrededor de los menores. Se calcula que casi la mitad de las compras familiares (el 43% aproximadamente) son realizadas a partir de la influencia total o parcial de los hijos. Así pues, muchas compras relativas a la alimentación, vestuario, juguetería, etc. están condicionadas por la decisión de los retoños. Es fácil deducir que a medida que el niño tenga más prerrogativas y privilegios, más facilidades tendrá en convertirse en el único personaje con poder de decisión de la familia.

Salta a la vista que a "los reyes de la casa" no hay que darles mucha coba, porque la entronización en el hogar ya se la procuran ellos mismos: se saben piezas importantes en el puzzle familiar. Por lo tanto, hay que comprometerles en la vida en familia. Hacerles respetar las normas, razonándoles el porqué se aplican, y enseñarles desde pequeños a controlar sus impulsos.

Normas práctica para reconvertir al niño tirano y educar a los hijos:

Establecer reglas claras que regulen la convivencia familiar


Explicar con razones las reglas y la disciplina sugerida


Ser coherentes en el modelo de vida a trasmitir


Mostrarse persistente en las decisiones


Supervisar las actividades y amistades de los hijos


Autoridad parental, sin autoritarismos


Procurar gratificar, más que castigar


Saber negociar con el niño las situaciones conflictivas, si la edad y su estado emocional se lo permite: que no viva las recomendaciones como una imposición, pero sí que vea la firmeza de los padres.


Mejorar la tolerancia a la frustración del hijo, animándole a conseguir autonomía.


Fomentar vínculos de respeto y cariño mutuos.


Trasmitir los valores éticos, culturales y religiosos.


Otorgar responsabilidades y total confianza a los hijos.


Mostrar satisfacción en el papel de padres y esposos.


Acostumbrar al niño a "pararse y pensar" antes de actuar.


Enseñar al hijo a ponerse límites y ser coherente consigo mismo.


Considerar las consecuencias de la conducta en los demás.


Entender los sentimientos de los demás: educación de los sentimientos.


Distribuir y reafirmar el papel de cada uno de los progenitores, hermanos y demás familiares.


Que los padres no se sientan culpables sino satisfechos en su papel de padres, y que el hijo también se sienta satisfecho y querido en su papel de hijo. no tirano.

Para que una orden o instrucción sea eficaz siga las siguientes pautas:

Dé sólo una instrucción cada vez (no repetir órdenes mil veces). Ha de especificar la conducta deseada de una manera breve y clara.


Debe ser acorde a la edad del niño. Sin amenazas.


Darlas consecutivamente, no intentar imponer varias de forma simultánea.


Usar esquemas tipo "hacer" y "si-entonces" (si terminas tus deberes, podrás ir al parque")


Dar oportunidades de obedecer mediante avisos y recordatorios.


Apoyar las instrucciones de su pareja.


Comprobar la realización de la tarea si fuese necesario.


Alabar la obediencia y establecer consecuencias para la desobediencia.


Si el castigo está comprometido, es decir, si el niño sabe que una actitud o acción concreta conlleva sanción y la comete, hacérsela cumplir.


Buscar el momento oportuno para darlas y razonarlas. Pero, ocasionalmente, se puede realizar desde el prestigio ganado en el respeto adquirido en el día a día educativo.

Alguien dijo acertadamente: "Sólo se educa cuando se exige; sólo se exige cuando se ama"

Dedicar tiempo a los hijos es la mejor inversión que pueden hacer los padres, pero eso sí: tiempo educativo, en servicio permanente, con el nivel de exigencia que corresponda. Asimismo, hay que decir más veces y desde los primeros meses de vida del niño: "Niño, eso no se hace, eso no se dice, eso no se toca". Se evitará que un hijo tirano le amargue la vida.



Por Elena Roger Gamir, pedagoga del Gabinete Pedagógico Solohijos
http://www.solohijos.com/






La diferencia como valor social.
18 FORMAS POSITIVAS DE DECIR NO A LOS NIÑOS 

Decir no a nuestros hijos es imprescindible. Saber hacerlo bien, con criterio y de forma que resulte educativo y no cohercitivo es igualmente necesario. este articulo del pediatra William Sears, padre de la crianza con apego, nos explica como lograr este balance.

 
18 MANERAS DE DECIR NO DE FORMA POSITIVA

“No” es una palabra cargada de poder, rápida en los labios, fácil de decir. Su hijo oirá esa palabra con mucha frecuencia, y usted la oirá de su hijo también con frecuencia. Es necesario par un padre decir no a un niños, de forma que más tarde el niño pueda decirse no a si mismo. Todos los niños y algunos adultos tienen dificultad para retrasar la gratificación. “lo quiero ahora” es un deseo guía para los niños pequeños. Aprender a aceptar el no de otra persona, es un preámbulo a aprender a decirse no a si mismo. Lo que hace que los niños (y los adultos) se metan en problemas, es una reacción impulsiva a un deseo. Es decir si inmediatamente sin tomarse tiempo para hacer circular el deseo Portu “sensor” interno y considerar la necesidad de decirse no a si mismos.. Aquí expongo como usar esa pequeña palabra, para dar mensajes positivos.

1-. HAGA UN BALANCE:

Demasiados noes o demasiados sies, pueden torcer la autodisciplina de un niño. Es importante conseguir el balance correcto de sies y noes en el entrono de un niño. si usted raramente dice no a su hijo, las pocas veces que lo haga, su hijo se “desintegrará” porque no está habituado a ser frustrado. Si todo el dia está lleno de noes, el niño creerá que el mundo es un sitio negativo, y crecerá siendo una persona negativa. El mundo real está siempre lleno de sies y noes. En algunos hogares, los niños aprenden pronto cual es el padre que dice si, y cual el que dice no. Hasta los diez mandamientos tienen cosas que debes hacer y otras que no.

2-.LOS NO CRECEN:

El arte de decir no crece con su bebé. Durante el primer año, las necesidades de su bebé y sus deseos son lo mismo, así que será usted básicamente un padre de “si”. Durante el segundo año, los deseos del bebé no siempre son seguros o saludables, así que será usted un padre de si y no.
de los 9 a los 14 meses, el decir no es casi seguido, los llamamos noes de baja energía. Entre los 14 y los 18 meses, a medida que los bebés meten la directa, se frustran con facilidad, y fácilmente protestarán al intentar ser dirigidos en una dirección diferente de la que ellos quieren. En este momento, usted necesitará noes de alta energia y soluciones alternativas creativas. Alrededor de los 18 meses es cuando decir no se puede convertir en un asunto a tener en cuenta. Los padres pueden empezar a transmitir una actitud de “así es la vida, y yo confío en que puedas con ella.”. Hacia los dos años, los niños son expertos en decir no.

3-. USE ALTERNATIVAS CREATIVAS AL NO:

una mañana cuando tenia 18 meses, Lauren, que estaba atravesando una fase impulsiva, revoloteaba alrededor de la casa escalando todo y metiendose en todas partes. Se estaba poniendo en peligro y revolviendo toda la casa. Tras el no número 20, yo estaba cansado de oir esa palabra, y mi hija tambien. En la parede de la habitación de uno de mis hijos, hay un poster en el que un gatito atrapado por una pata en lo alto de un arbol dice: “señor, protégeme de mi mismo”. Mi hija necesitaba ser protegida de su propia impulsividad. Necesitaba un cambio de aires. Pasamos el resto del dia fuera de casa. Parques y areas de juego, proveen un espacio y un lugar de sies, en el que correr y escalar. Si se encuentra usted con un niño pequeño, revoloteando de cosa en cosa y con usted persiguiendole alrededor de la casa diciendo no, considere cambiar a algo más divertido: salga, lleve un libro con usted, colóquese en lugar seguro y déjele correr.

TIP DE DISCIPLINA: CUANTO MENOS NO, MEJOR EL DIA PASÓ.

4-. ENSEÑE SIGNOS DE PARAR:

Incluso en los meses tempranos debe enseñar al bebé a reconocer el lenguaje corporal que significa “para”. Su bebé necesita estar expuesto a estos signos de lenguaje corporal antes de oir la palabra no. El primer mordisco en su pezón durante la lactancia, supondrá un signo de ¡hay! en su cara. La primera vez que su bebé alcanza algo peligroso, su cara registrará alarma. Usted obtendrá mejores resultados de sus signos de “parar” si su bebé está habituado al lenguaje corporal positivo, de forma que cualquier cambio, le haga prestar atención. Sus noes serán mas eficaces con el niño pequeño si el ve un montón de lenguaje corporal positivo (mucha aprobación y orgullo, gestos de gusto y placer, contacto ocular, cosquillas y rostros iluminados que dicen”te quiero mucho, eres fantástico”).

Nos hemos dado cuenta de que los niños criados con apego, que pasan muchas horas en brazos y en contacto cara a cara, aprenden fácilmente a leer la cara de los padres y su lenguaje corporal. Tener mucho contacto y comunicación cara a cara en los primeros años, hace la comunicación cara a cara más fácil en los años por venir. Algunos niños son tan impresionables por el lenguaje corporal que usted puede obtener lo que desea sin decir una palabra. Una madre expresiva de un niño pequeño apegado nos dijo: “habitualmente todo lo que tengo que hacer es mirar hacia ella con el ceño ligeramente fruncido, y para de comportarse mal”

5-. ENSEÑA SONIDOS DE PARAR:

con frecuencia un cambio en su humor o en su lenguaje corporal no es suficiente para redirigir las acciones impulsivas. En este caso se necesitan palabras. Los niños aprenden pronto que parabras “educativas” conllevan más fuerza y demandan una respuesta más rápida. Y tambien que tono de voz significa “tienes un problema” y cuales permiten cierta laxitud. Armese de una variedad de sonidos que signifiquen “detén lo que estás haciendo”. Elabore la intensidad del sonido en función de la gravedad del comportamiento. Reserve los sonidos realmente grandes para el peligro real.

6-. ENTRENE “LA MIRADA”:

Con frecuencia se puede corregir a un niño sin usar una palabra. He notado que los maestros en educación utilizan una mirada de desaprobación que para el comportamiento, pero preserva la autoestima del niño. Martha, después de educar a 8 hijos, ha perfeccionado “la mirada”: la cabeza ligeramente torcida, los ojos penetrantes. exactamente la expesión facial que corresponde con las palabras “no me gusta lo que estas haciendo, te aprecio y se que puedes hacerlo mejor”. Recuerde que susu ojos revelan lo que realmente está usted pensando o sintiendo. si lo que sientes es ira, eso será lo que el niño lea en sus ojos. si reconoce que esto el lo que está pasando debe disculparse por la dureza del sentimiento que se está leyendo en sus ojos. Asegurese que los signos y sonidos de “para” detienen los malos comportamientos, y no el crecimiento de la autoestima en su hijo. Este debe comprender que usted desaprueba el comportamiento y no al niño. Para estar seguro de que pone la nota correcta, tras “la mirada” haga un gesto carióso, una sonrisa o diga: no me gustaba el comportamiento, pero tu si me gustas.

7-. CREE ALTERNATIVAS A LA PALABRA NO:

Decir no constantemente hace que esta palabra pierda su fuerza. Como los sonidos de “para” sirven básicamente para proteger, intente utilizar palabras qe se ajusten más específicamente a la situación. Por ejemplo, cuando un niño se acerca a la caja de las deposiciones del gato, su primera reacción es decir ¡no!, pero seguido de una explicación: está sucio. te pondras malito. La proxima vez que lo haga ( y seguro que lo hará) en lugar de no, diga solamente: está sucio, te pondrás malito. esto y una expresión de disgusto en su cara, ayudará al niño a comprender el porque del comportamiento que se espera, y la caja del gato perderá su atractivo.(suponiendo que la caja del gato esté situada fuera de los trayectos habituales del niño, ya que la basura, sí como la arena son irresistibles en caso contrario). Los bebés empiezan a necesitar noes alrededor del 6º mes.

Un dia nuestra hija de dos años, apareció en nuestro estudio esgrimiendo una bolsa de cacahuetes. En lugar de arrancar los cacahuetes de su mano y gritar no, mártha miróa a lauren directamente a los ojos, y con mucha clama le dijo: no para lauren. su tono de voz y su mirada detuvieron a lauren en sus pasos. matha tomó a lauren en brazos y (aun con los cacahuetes en la mano) se dirigió con ella a la despensa, donde le proporcionó un esnack más seguro.. Utilizando la frase estandar: no para lauren, y dandole una alternativa, lauren no tuvo tiempo para pensar en retarnos o tener un berrinche, cosa que un no seguramente hubiera producido. En cualquier familia hay cosas que no son para los más peuqeños. cuando usted utiliza esta frase con calma y consistencia desde bien temprano en la niñez, el pequeño comprende que usted le está protegiendo.

El no es un apalabra facil de decir. No requiere pensar previamente, y es automática, aunque irritante y opresiva. Decir “no puedes” comunica más y se utiliza con más reflexión, en situaciones en las que verdaderamente el bebé no debe serguir. Con esta expresión, usted está protegiendo su mente y su cuerpo. En nuestra experiencia los bebeés responden mejor al “para” que al “no”. y detiene el comportameitno por un tiempo suficiente como para premitirle a usted elaborar otras estrategias. Para es protector antes que punitivo. El no invita a una lucha de voluntades, pero incluso los bebés muy cabezotas habitualmente se detendrán un momento al escuchar la palabra “para”, para evaluarla. Estos mismos niños habitualmente ignoran el no. si lo han escuchado miles de veces antes. Pero incluso la palabra “para” pierde su poder si se utiliza con demasiada frecuencia.

8-. UTILICE “LA VOZ”:

Además de perfeccionar “la mirada”, reserve un tono de voz especial para aquella ocasiones en que es importante hacerse escuchar. Una educadora veterana, compartio con nosotros su secreto: yo soy una madre de buen compas, pero mis hijos conocen tan solo por mi tono de voz cuando han traspasado la linea. Un dia mi hija de dos años estaba comportandose mal y mi hijo de 4 años le dijo: no juegues con mamá cuando habla así.

9-.PROPORCIONE SUSTITUTOS POSITIVOS:

Presente un positivo con su negativa: no puedes coger el cuchillo, pero si la cuchara. Utilice una expresión de convencimiento para “vender” el puedes hacer y ablandar el no puedes. No puedes cruzar la calle, dice usted con un tono apropiado a las circunstancias, y después diga cuidadosamente: pero puedes ayudar a mamá a barrer el porche. Debe haber un poco de marketing creativo en cada madre.

10-. EVITE SITUACIONES ENGORROSAS:

Si usted lleva a su hijo a una tiendo de juguetes a comprar algo para el cumpleaños de un amigo, sea consciente de que está acercandose a una confrontación, ya que su hijo puede querer comprar todo lo que vea en la tienda. Para evitar el no, no puedes tener eses juguete antes de entrar expliquele que estan en la tineda para comprar un juguete par su amigo y no para el. de este modo estará preparado para no pedir un juguete.

11-. NO TAMBIEN ES UNA PALABRA DE NIÑOS

Esté preparado para ser usted quien reciba la palabra no. Nuestra hija de dos años acaba de salir corriendo por la puerta, le pedimos que vuelva y ella chilla ¡no!. su primera reacción será: esta pequeña ardilla no me va a responder de esta manera, le enseñare quien manda aquí. Comprender que hay detrás de esa niña de dos años y de esa palabra de dos letras, le ayudará a aceptar este comportamiento normal en un niño pequeño. No se tome ese no como algo personal. Decir que no es saludable para el dasarrollo normal del niño y para establcer su identidad como individuo. No se trata de un desafio ni de un rechazo de su autoridad. Algunos padres sienten que no pueden tolerar ningún no en absoluto de sus hijos, pensando que esto socava su autoridad. Se enfadan interrumpiendo un importante proceso de auto afirmación. Los niños tienen que experimentar donde termina su madre y donde empiezan ellos. Los padres pueden aprender a respetar los deseos individuales, y seguir estando al cargo y manteniendo los limites. A medida que su hijo se hace mayor, la habilidad de pasar ciertas situaciones (robar, engañar, drogas…) dependera de su habilidad para decir no.

A los 18 meses, lauren tenia asumido que no significaba que nosotros queriamos que detuviera lo que estuviera haciendo. Un dia estaba jugando felizmente con agua en el fregadero de la cocina. Cayendo vio que me aproximaba y anticipando que yo le prohibiria el juego, emitió un enfático “¡no papá!”. lauren habia marcado su territorio, y concluido que tenia derecho a hacer aquello. Su no significaba que estaba preservando su espacio.

12-. USE UN NO DIVERTIDO:

Una tarde marta y yo entramos en la habitación de la televisión y encontramos a mi hijo pequeño y un amigo viendo una video que sus hermanos mayores habien estado viendo el dia anterior. Al echar un vistazo a la cinta me di cuento de que no jme gustaba que la vieran, y en cualquier caso era la hora de jugar en la calle. así que en un momento de inspiración, mientras apagaba la televisión, me lance´ a un monologo imitando los gestos y la voz del protagonista. Debí hacer un buen trabajo de imitación, porque se quedaron los dos mirandome con los ojos como platos, como si ho fueran capaces de creer que su madre estuviera así de loca. los dos saltaron del sofá y se dirigieron a la puerta, riéndose aun, mientras el personaje les decia que buscaran algo mejor que hacer.

13-.PERSONALICE EL NO:

Estamos convencidos de que lauren esta destinada a las relaciones publicas: Su “no papá” es la forma diplomatica de decir no. Añadiendo “papá” personalizó su mensaje. Mejor que recibir un no dictatorial, añadimos el nombre del nño. Si usted tiene tendencia a gritar, añadir el nombre suaviza algo el tono, y transmite respeto al interlocutor.

14-. TENGA UN DIA DE “SI”

Una madre me confesó: no me gusta lo que me esta pasando: me gusta ser madre pero pasamos el día entero discutiendo los dos. A andrew no le importa que yo le diga que haga la cosa más sencilla, asi que siento que estoy enfadada todo el tiempo. me gustaria ser una madre más feliz. Le pedie que le dijer a asu hijo exactamente o lo que deseaba: ser una madre más feliz, o bien que le diera a escoger: ¿que prefieres una mamá feliz o una mamá enfadada?. para ayudar a ser una mamá feliz sugiere un dia de “si”: cada vez que digas que si, mamá (o el ) ponen un si en un tablero. y cuando hay más isies que noes, verás como mamá es mucho más feliz., y haremos algo especial juntos.

15-. SEA CONDIDERADO

Cuando es necesario detener un comportamiento no hay razón para ser rudo. Por ejemplo: su bebé acaba de descubrir que el rollo de cinta adhesiva que alguien ha dejado a su alcance es un juguete estupendo, en lugar de abalanzarse sobre el y arrancárselo de las manos, haciendole llorar, puede tomarse unos instantes, explorar el objeto con el bebé, decirle después adiós y alejar al niño a una distancia prudente de tan atractivo objeto, y proporcionándole una actividad más adecuada para su edad a cambio.

16-. CUANDO LO DIGA HAGALO CON INTENCIÓN:

Siga sus propias directivas. Durante meses le dijimos a lauren que para que le contaramos su cuento tenia que lavarse previamente los dientes. Durante meses funciona, unas veces con facilidad y otras con más resistencia. Una noche decidió ponerme a prueba. por su gesto me di cuenta de que ese dia no funcionaria las “coacción” ni el humor. así que, apagúe las luces mientras decia con calma: de acuerdo, hoy no hay cuento. Tras esto, nunca más cuestiono el cepillado dental.

17-. ES USTED UNA MADRE QUE NO PUEDE DECIR “NO”

En su preocupación por darle a su hijo todo lo que necesita, algunos padres caen en el error de darle todo lo que quiere, siendo el no un extraño en su estilo de educación.

Es importante que una madre se sienta comoda diciendo no a su pequeño desde el principio. en realidad esto comienza cuando se enseña al bebé a prenderse correctamente al pecho, para que pueda alimentarse adecuadamente, y evitar las grietas, o cuando el bebé muerde el pezón. Algunas madres no pueen hacer esto. Tienen miedo de ser asertivas por no hacer llorar a su bebé. Prefieren permitir que el bebé lo haga mal, y tirar con le dolor. decirle que no , porque hace daño, esta comenzando a enseñarle limites. El no dicho en serio comienza cuando es un niño pequeño (toddler: desde los 18 meses más o menos). Más allá del decir no hay otras vias para comunicar que algo no es seguro o apropiado. cuando una madre dice detente, o deja eso, o no es seguro. o cuando redirige fisicamente al niño a otra actividad, está modificando gentilmente el comportamiento y enseñando limites. Con cualquier terminología, decir no , no tiene que ser una cosa negativa, tambien es una forma de dar, y requiere mucho esfuerzo. Las madres que son incapaces de decir no, tendran un grave problema al final del camino.

Cuando una madre dice no en los momentos apropiados, con confianza, firmeza y con amor, esto no amedrenta al niño. puede disgustarle unos minutos, ya que no le gusta oir para o espera.

18-. CUANDO UN NIÑO NO ACEPTA EL NO

Algunos niños, especialmente aquellos algo testarudos pueden tratar de desgastar a sus padres. Estan convencidos de qu deben tener algo y si no su mundo no puede seguir. E insitiran continuamente hasta obtener un si. Esto es educación fallida. Escuceh atentamente a su hijo. si su petición puede ser razonable, muestrese dispuesto a negociar. Alguna vez puede usted darse cuenta de que es sabio cambiar de opinión después de haber dicho que no. Usted desea que su hijo entienda que cuando dice no quiere decir no, pero tambien desea mostrarse cercano y flexible. En este caso ayuda detener el no hasta haber escuchado cuidadosamente a su hijo. si usted percibe que su hijo se enfada de forma inusual por una negativa suya, escuche su punto de vista.
nuestra hija erin, parece destinada a ser abogado, por la forma logica y emocionante con la que defiende sus peticiones. erin queria tener un caballo. Le dijimos que no (ya tenemos demasiados dependiendo de nosotros), pero con el tiempo hemos aprendido que los deseos de un niño siempre merecen ser escuchados con atención. le dijimos: erin, sabemos cuanto te apetece tener un caballo, te lo pasarias muy bien monando y algunos de tus amigos tienen uno (demostramos que comprendemos su punto de vista) pero tenemos que decir que no, y no cambiaremos de idea. sentemonos a explicar porque (dejar calro que no cambiaremos de idea hará que el niño no persista en su insistencia). aun no estás preparada para cuidar un caballo (enumeramos las responsabilidades que tendria). Cuando termines otros 6 meses de lecciones, y nos demuestres que estás preparada para atender a un caballo, hablaremos de nuevo. Nueve meses más tarde, tuffy, pasó a ser una boca más que alimentar en nuestra familia. Erin obtuvo su caballo y aprendio algunas lecciones valiosas: como aplazar la satisfacción y que con los privilegios vienen responsabilidades.

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http://www.askdrsears.com/html/6/T061100.asp


La diferencia como valor social.