viernes, 4 de febrero de 2011

EL SÍNDROME DE WILLIAMS

El síndrome de Williams fue descrito por primera vez en el año 1961 por un médico neozelandés, el Dr. J.C.P. Williams, quien informó de un cuadro clínico complejo.  Los síntomas más destacados del síndrome consistían en una expresión característica de la cara, un retraso general en el desarrollo mental y un defecto coronario de nacimiento, conocido como estenosis supravalvular aórtica (ESA), que se debía a un estrechamiento de la aorta en las proximidades del corazón.

Paralelamente, un especialista en pediatría de la ciudad alemana de Göttingen, el Profesor Beuren, informó de varios casos de ESA,  que presentaban una sintomatología similar a la descrita por el Dr. Williams.  Posteriormente, en el año 1964, el Profesor Beuren demostró que en estos cuadros clínicos también aparecen frecuentemente estrechamientos de las arterias pulmonares (pulmonalestenosis periférica o SP).


El cuadro descrito por ambos científicos es conocido en Europa a veces como síndrome de Beuren o síndrome de Williams-Beuren, aunque se conoce cada vez más como síndrome de Williams.  También se debe precisar que es conocido como hipercalcemia idiópatica cuando se trata de casos que tienen o han tenido un exceso de calcio en la sangre, hecho que se aprecia normalmente en los primeros años de vida.

El síndrome de Williams es una condición poco común que cuya proporción es de aproximadamente uno por cada 20.000 nacimientos vivos.  Todo apunta a que el síndrome se produce a causa de una alteración en el cromosoma número 7, que es el encargado de aportar la elastina. 

Actualmente es muy difícil detectar el síndrome antes del nacimiento.  Sin embargo, existe una prueba de microgenética por la que después del parto se puede detectar el síndrome en un 90% de los niños afectados.

Signos y síntomas

Físicos: suelen tener rostro de diablillo (labios gruesos, nariz respingada, frente amplia), voz ronca, dificultades de crecimiento (en la niñez), dientes pequeños, problemas cardiovasculares (estenosis aórtica y/o pulmonar), estrabismo, bajo tono muscular, baja estatura.

Cognitivos y motores: hiperactividad y atención breve, dificultades visomotoras, poca habilidad matemática, fascinación por objetos que giran, buena memoria para rostros y canciones, inclinación por la música, rica expresión verbal.

Sociales: prefieren la compañía de adultos, son muy sociables y sensibles a los sentimientos ajenos, se resisten a los cambios, coleccionan objetos pequeños y les gusta abrir y cerrar puertas y ventanas.
Fuente: http://www.salud.bioetica.org/williams.htm

La diferencia como valor social.
Salud emocional
Causas psicológicas de la obesidad infantil
 
 
 
 
 
México ocupa uno de los primeros lugares en obesidad infantil, del 20 al 30 por ciento de los niños en edad escolar padecen esta enfermedad.
 
 

 
Mucho hemos escuchado sobre las causas físicas de la obesidad como la vida sedentaria, tener desorden en los horarios para comer, el aumento de comida chatarra en los hogares mexicanos, la calidad nutricional de los alimentos, etc. Sin embargo existen factores psicológicos que promueven la obesidad y no siempre se conocen.

Las emociones son importantes a todas las edades aunque culturalmente se piense que los niños no tienen de que preocuparse. Muchos niños mexicanos, por ejemplo, no saben distinguir entre el hambre y la sensación corporal de algunas emociones como el enojo, la tristeza o el miedo. Algunos padres al ver a su hijo en estado de tensión emocional ofrecen alimentos para distraerlos o consolarlos, dando paso a un estilo de vida en donde los problemas son enfrentados comiendo.

La falta de conocimiento de estas emociones puede generar a su vez mecanismos desajustados de respuesta ante el peligro y por consiguiente ansiedad. En este sentido se ha descubierto que el masticar y triturar la comida es una forma natural anti-ansiedad. Probablemente muchos pequeños sin darse cuenta aprenden a enfrentar los miedos con solo masticar ciertos alimentos.

Los alimentos ricos en proteína como los chocolates o la carne, tienen en su composición química elementos que aumentan los niveles de serotonina que es una de las sustancias que se encuentra disminuida durante la depresión.

De ahí que encontremos que muchos niños no pueden controlar el impulso de comer dulces y que encuentran en los alimentos un alivio a la depresión que viven.

Otra causa importante de la obesidad es cuando hay conflictos entre los padres ya que la comida  se convierte en la única fuente de satisfacción de los hijos durante este periodo.

Los niños que viven maltrato psicológico, sexual o físico asocian la imagen corporal delgada con ser vulnerables y buscan inconscientemente aumentar su volumen.

Ya sea para disminuir la ansiedad o la depresión, para evadir los problemas, para sentir placer momentáneo, para aliviar las culpas o por imitación, la comida puede ser utilizada de forma inadecuada derivando en obesidad.

Si padeces obesidad, si no sabes cómo enseñar a tu hijo a reconocer sus emociones y expresarlas sanamente, si sospechas depresión o ansiedad,  en el CNDEE contamos con apoyo psicológico.

 
   
Llámanos la llamada es gratuita y confidencial al 018009116666
opción 9 en donde uno de nuestros psicológos te ayudaran y orientarán en este tema.
 
 
La diferencia como valor social.
 
Fuente:  http://www.serfelizsisepuede.com.mx/salud_a2.html
 



Estimulación de las rutas de lectura
(Procesos Lectores)

Los mecanismos psicológicos, que hacen posible que el niño comprenda un texto escrito, como la identificación de letras, la lectura de palabras, las estructuras gramaticales, los procesos sintácticos, semánticos y de inferencia, tienen importantes implicaciones a nivel de la enseñanza de la lectura, según Cuetos y Valle (1990); pero a pesar de las investigaciones que se han realizado a este nivel y que posibilitan nuevos caminos con respecto a la didáctica de la enseñanza de la lectura, poco se han aprovechado estos hallazgos. 

Tanto los métodos como el material que se han utilizado para mediar este proceso no han variado mucho. Principalmente porque existe poco conocimiento de la teoría y de la praxis de las rutas de lectura implicadas en el proceso lector, las estrategias  que utiliza el niño y cómo las emplea complementariamente para apropiarse de este conocimiento. Además que “…la evaluación de la lectura sigue centrándose en los factores de velocidad, precisión en el descifrado y memoria del texto (puesto que las preguntas de comprensión son en la mayoría de los casos preguntas literales del texto), sin entrar a evaluar los procesos.” (Cuetos, 1990)



Tomando como referencia el planteamiento anterior, este libro está pensado en el desarrollo de actividades a partir del conocimiento de la  ruta de lectura que está utilizando el niño, los procesos y subprocesos psicológicos empleados y las estrategias que usa para hacer posible tanto la decodificación como la comprensión de lo que lee. 

Los ejercicios son atractivos, en colores, con abundante apoyo visual en imágenes, ajustados  a la edad,  al nivel de desarrollo y al estilo cognitivo de aprendizaje del niño, con la finalidad de abordar la rehabilitación precisa del proceso lector y hacerlo eficiente.

Este libro de actividades es para niños y niñas a partir del tercer nivel de educación inicial y primera y segunda etapa de educación primaria.

La diferencia como valor social.